jueves, 11 de diciembre de 2008

LECTURA
Hemos llegado a un capítulo fundamental de una redacción: describir. Sin embargo, no hay ninguna historia, hasta ahora; se han tratado de escenas estáticas. La redacción reside, en detener un momento determinado paisaje o persona, o pasando una película.El pueblo de San Agustín de la Piedra despertó aquel día de un modo inusitado. Al alba los chicos saltaron del lecho merced al estruendo de los cohetes voladores en que el Ayuntamiento había extendido la largueza hasta el despilfarro; los ancianos, prendados de la novedad soportaban la interrupción del sueño, y escuchaban con cierta animación nerviosa el martilleo de la diana malditamente aporreada por el tambor Atanasio, en la única calle de San Martín; las muchachas saltaban de gusto, y a toda prisa se echaban encima las enaguas y demás lienzos, ávidas de entreabrir las ventanas para oír mejor la música, que recorría las calles: si bien ahora que recuerdo, me parece que imitaba mararavillosamente el grito en coro que dan los pavos cuando un chico los excita. Si a esto se le agrega que el sacristán y algunos auxiliares oficiosos echaban al vuelo las tres campanas de la iglesia, de las cuales dos estaban rajadas, se comprenderá que aquello, más que regocijo público, parecía el comienzo frenético de una asonada tremenda.
¿Cuál es la característica más evidente del relato?
El relajo que había en ese momento de fiesta, los truenos de los juegos artificiales que al mismo tiempo interrumpían el sueño de los ancianos.
También el desenfreno que hay entre las jóvenes que se manifestaban delante de los muchachos.
¿Cuál de los cinco sentidos estimula?
El oído.

No hay comentarios: